DÍA PRIMERO
"¿A
quién buscáis?-¿A Jesús Nazareno?
Yo soy". Señor
y Rey nuestro: siempre dejas que te descubra tu amor, aun cuando
tus criaturas tan amadas por Ti, te busquen para martirizarte.
Sabiendo que Tú eres Jesús Nazareno, te buscamos
hoy de nuevo para prenderte otra vez, mas no con cadenas y cuerdas,
sino con nuestras miserias y nuestros amores, pues sabemos es
lo que más ata y sujeta tu misericordioso y amante Corazón,
y así preso por amor, conducirte en triunfo al trono que
te han formado los corazones amantes, para que empieces tu reinado
de misericordia y amor en la tierra. Amén.
Obsequio. Cumplir con fidelidad
mis obligaciones por ser lazos de amor que me unen con Jesús.
Uniendo mi corazón
al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas,
rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
Eterno Padre, derrama tus misericordias
sobre toda la tierra, reino de tu Hijo Jesús. Amén.
¡Oh Cristo Rey!, establece
tu paz en tu reino. Amén.
Espíritu Santo, abrasa al mundo en tu purísima
y ardiente amor. Amén.
Madre querida, une cada vez más y más a tu Hijo
Divino, todo misericordia, con tus hijos, todo miseria. Amén.
San José, enséñanos a amar a Jesús
y a María. Amén.
DÍA SEGUNDO
"Cristo,
adivina quién te ha herido". ¡Oh Jesús amante y bueno!,
aquella noche triste de tu Pasión tus ojos divinos veían
a través de los siglos todos nuestros pecados y olvidos
que tan dolorosamente herían tu divino Corazón,
tanto, que para que tu pureza no te hiciese huir de nosotros,
no tus verdugos, sino el amor vendó tus ojos, a fin de
que no vieses más que almas que se perdían si Tú
las dejabas.
Haz que esas almas a las que
tu sangre y tus lágrimas han lavado y purificado lleguen
a amarte con tanto entusiasmo, que se cierren sus ojos a todo
lo que no seas Tú, Rey de sus amores.
Haz, Señor, que los
hombres te conozcan y te amen. Amén.
Obsequio.Cerrar los ojos
a todo lo que no sea Jesús.
Uniendo mi corazón
al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas,
rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA TERCERO
"Luego
Tú eres Rey? - Bien dices: Yo soy Rey.-Yo he venido al
mundo para dar testimonio de la verdad.-¿Y qué
es la verdad?". Dios
Nuestro Señor es la verdad por esencia, y es verdad encantadora,
es verdad que entusiasma el corazón; que este Dios Omnipotente
se hizo hombre por mí, y me amó entre desprecios,
entre burlas, entre toda clase de sufrimientos, y no por ser
necesario para salvarme, pues unas gotas de su sangre bastaban
para eso, sino por ser necesario al amor grande e infinito que
ardía en su Corazón por las almas.
Señor, y Rey nuestro:
enséñanos a amar como Tú, sin retroceder
ante el sacrificio y el dolor, pues queremos sufrir y amar, para
que ni un solo corazón deje de amarte; hazlos todos tuyos.-Amén.
Obsequio. Abrasarme con
lo que me haga sufrir.
Uniendo mi corazón
al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas,
rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA CUARTO
"Desprecióle
Herodes con todo su ejército y vistiéndole una
ropa blanca, se burló y le remitió a Pilatos.".
¡Oh Jesús
divino Rey nuestro!, cuán grande ha de ser nuestro amor
hacia Ti, que por el nuestro quisiste ser burlado y tenido por
loco, y en verdad, Jesús mío, locura de amor parece,
el que la grandeza de Dios se encierre en el cuerpecillo de un
Niño, que el poder de Dios esté sujeto con clavos,
que este mismo Dios y Hombre se esconda en una pequeña
Hostia, y enamorado venga buscando la intimidad de nuestros corazones,
para tener en ellos sus delicias; Jesús amante y bueno,
que el fuego de tu amor nos convierta también en pequeñas
hostias, que escondidas en tu Corazón se pierdan a todas
las miradas, para que Tú seas conocido y amado.
Obsequio. Huir de todo lo
que me pueda hacer apreciar.
Uniendo mi corazón
al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas,
rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA QUINTO
"Vamos
a coronarle de Rey.-Salve, Rey de los judíos, y escupiéndole
le tomaban su cofia y le herían su cabeza y le daban bofetadas."
¿Qué
pensabas Jesús mío en aquella triste prisión?
¿Qué deseabas cuando eras coronado de espinas,
cuando eras maltratado? Sólo dos cosas, ¡oh sabiduría
y amor infinitos!: que tu Eterno Padre fuese glorificado, que
las almas se salvasen; ¿y podremos pensar las almas en
otra cosa que en Ti? ¿Podrán nuestros corazones
desear otra cosa que el que se repitan por amor aquellas palabras
«Salve Rey», pero no sólo de los judíos,
sino de todas las naciones de la tierra conquistadas con tus
sufrimientos y tu muerte? Que el grito «¡Vamos a
coronarle por Rey! » resuene por amor en toda la tierra,
¡oh Dios mío!. Amén.
Obsequio. Apartar mi pensamiento
lo que no sea Dios.
Uniendo mi corazón
al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas,
rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA SEXTO
"Ecce
Homo .-He aquí a vuestro Rey." ¡Oh divino Jesús!, cómo te
presentan por Rey, coronada de espinas tu cabeza, tu cuerpo cubierto
de heridas, llenos de lágrimas tus ojos; pero era preciso
que ésa fuese tu presentación, pues no sólo
eres nuestro Rey, sino nuestro modelo, y nunca mejor que entonces
podías decir: "Aprended de Mi que soy manso y humilde
de corazón.". Caigan, Señor, en presencia
de tanta grandeza, de tanta humildad, de tanto amor, todos los
idolillos que queden en nuestros corazones. Déjanos recoger
tu sangre y tus lágrimas, para que derramándolas
sobre los corazones de todas las criaturas seamos de nuevo purificados
y envueltos en el amor. Amén.
Obsequio. Procurar con empeño
la humildad.
Uniendo mi corazón
al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas,
rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA SÉPTIMO
"Señor,
acuérdate de mí cuando vengas a tu reino.-En verdad
te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso."
Quisiéramos,
Señor, presentarte en el día de tu fiesta los corazones
de todos los hombres rendidos a tu amor; pero mira, Rey nuestro,
cuántos millones de ellos están envueltos en las
tinieblas de la muerte y del pecado y no te conocen; por ellos
te pedimos nosotros que tenemos la dicha de conocer tu Corazón,
todo misericordia. "Señor, acuérdate de estos
desgraciados cuando estés en tu Reino", haznos, Señor,
oir: "pronto, muy pronto estarán conmigo en el paraíso".
Amén.
Obsequio. Actos de fe, esperanza
y caridad.
Uniendo mi corazón
al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas,
rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA OCTAVO
"Mujer,
he ahí tu hijo." "He ahí tu Madre."
Mas uno de los soldados le abrió el costado con una lanza
y salió de él sangre y agua. ¡La Madre de nuestro Dios es nuestra Madre
querida! ¡Qué felicidad y qué confianza!
El Corazón de nuestro Dios es nuestro Cielo, nuestro tesoro.
Madre bendita, queremos amarte como te amaba Jesús, y
a El, como Tú le amabas; enséñanos las delicadezas
del amor, la felicidad de la vida de unión, de unión
íntima, confiada, amorosa; haznos chiquitos, muy chiquitos,
para poder entrar y perdernos en el Corazón de Jesús,
sin tener más móvil ni deseo que amaros y haceros
amar. Amén.
Obsequio.-Consagrarme de
todo corazón a la Santísima Virgen.
Uniendo mi corazón
al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas,
rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
DÍA NOVENO
"Jesús
Nazareno, Rey de los judíos." "Regnavit a ligno
Deus" "Y al nombre de Jesús doblarán
la rodilla en el Cielo, en la tierra y en los infiernos."
¡Oh Rey divino!,
al presentarte en este día bendito nuestras adoraciones,
te ofrecemos cuanto somos, tenemos y deseamos; no nos detiene
nuestra miseria, pues eres todo misericordia; confiamos conseguir
todas nuestras peticiones, pues eres todo amor y el amor atiende
siempre, y te lo pedimos en unión de nuestra Reina y Madre
Inmaculada y de los ángeles custodios de todas las almas.
¡Señor!, arroja
de tu reino a los demonios y a todos tus enemigos y concede a
la Iglesia una era de paz. Lleva a Ti en este día a las
almas del Purgatorio, un perdón general a todos los pecadores
y poniendo luz en sus inteligencias y amor en sus corazones,
prueba una vez más que es más grande tu misericordia
que nuestra malicia y miseria.
Llena de amor y pureza a los
sacerdotes, a los niños y a las almas a Ti consagradas,
formando de ellas esas legiones de almas puras, humildes y amantes
que Tú deseas: almas pequeñitas que como granos
de trigo, formen todas en una perfecta unión de intenciones
y corazones con la Víctima divina del Calvario y del altar
una Hostia que aplaque al Cielo por los pecados de la tierra
y haga descender sobre ella perdón y misericordia para
los desgraciados pobres pecadores, de esas almas que quieres
sean las delicias de tu Corazón en la tierra y tu corte
de amor en el Cielo.
Obsequio. Abandonarme en
el Corazón de Dios.
Uniendo mi corazón
al Corazón de Cristo Rey y mis intenciones a las suyas,
rezaré: Padrenuestro, Avemaría y Gloria. |