Estaciones: 6
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SEXTA ESTACIÓN
La Verónica limpia el rostro de Jesús
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste
al mundo.
Considera cómo la devoto mujer Verónica, al
ver a Jesús tan fatigado y con el rostro bañado
en sudar y sangre, le ofreció un lienzo. y limpiándose
con él nuestra Señor, quedó impreso en éste
su santa imagen.
AMADO Jesús mío:
en otro tiempo vuestro rostro era hermosisímo; mas en
este doloroso viaje, las heridas y la sangre han cambiado en
fealdad su hermosura. ¡ Ah Señor mío, también
mi alma quedó hermosa a vuestros ojos cuando recibí
la gracia del bautismo, mas yo la he desfigurado después
con mis pecados. Vos sólo, ¡ oh Redentor mío!,
podéis restituirle su belleza pasada: hacedlo por los
méritos de vuestra Pasión. Os amo, ¡oh Jesús,
amor mío!, más que a mi mismo, y me arrepiento
de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis
que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre
y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padrenuestro, un Avemaría
y un Gloria.
Amado Jesús mío, etc.
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SÉPTIMA ESTACIÓN
Jesús cae la segunda vez con la cruz
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste
al mundo.
Considera la segunda caída de Jesús debajo de
la Cruz, en la cual se le renueva el dolor de las heridas de
su cabeza y de todo su cuerpo al afligido Señor.
OH pacientísimo. Jesús
mio. Vos tantas veces me habéis perdonado, y yo he vuelto
a caer y a ofenderos. Ayudadme, por los méritos de esta
nueva caída, a perseverar en vuestra gracia hasta la muerte.
Haced que en todas las tentaciones que me asalten, siempre y
prontamente me encomiende a Vos. Os amo, ¡ oh Jesús,
amor mío! más que a mí mismo, y me arrepiento
de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis
que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre
y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padrenuestro, un Avemaría
y un Gloria.
Amado Jesús mío, etc.
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OCTAVA ESTACIÓN
Las mujeres de Jerusalén lloran por Jesús
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste
al mundo.
Considera cómo algunas piadosas mujeres, viendo a Jesús
en tan lastimosa estado, que iba derramando sangre por el camino,
lloraban de compasión; mas Jesús les dijo: no lloréis
por mí, sino por vosotras mismas y por vuestras hijos.
AFLIGIDO Jesús mío:
lloro las ofensas que os he hecho, por los castigos que me han
merecido, pero mucho más por el disgusto que os he dado
a Vos, que tan ardientemente me habéis amado. No es tanto
el Infierno, como vuestro amor, el que me hace llorar mis pecados.
Os amo, ¡ oh Jesús, amor mío!, más
que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón
de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme
de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí
como os agrade. Amén.
Padrenuestro, un Avemaría
y un Gloria.
Amado Jesús mío, etc.
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NOVENA ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez con la cruz
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste
al mundo.
Considera la tercera caída de Jesucristo. Extremada
era su debilidad y excesiva la crueldad de los verdugos, que
querían hacerle apresurar el paso, cuando apenas le quedaba
aliento para moverse.
ATORMENTADO Jesús mío:
por los méritos de la debilidad que quisisteis padecer
en vuestro camino al Calvario, dadme la fortaleza necesaria para
vencer los respetos humanos y todos mis desordenados y perversos
apetitos, que me han hecho despreciar vuestra amistad. Os amo,
¡ oh Jesús, amor mío!, más que a mí
mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido;
no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced
que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.
Padrenuestro, un Avemaría
y un Gloria.
Amado Jesús mío, etc.
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DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras
V. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R. Porque con tu Santa Cruz redimiste
al mundo.
Considera cómo al ser despojado Jesús de sus
vestiduras por los verdugos, estando la túnica interior
pegada a las carnes desolladas por los azotes, le arrancaran
también con ella la piel de su sagrado cuerpo. Compadece
a tu Señor y dile:
INOCENTE Jesús mío:
por los méritos del dolor que entonces sufristeis, ayudadme
a desnudarme de todos los afectos a las cosas terrenas, para,
que pueda yo poner todo mi amor en Vos, que tan digno sois de
ser amado. Os amo, ¡ oh Jesús, amor mío!,
más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón
de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme
de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí
como os agrade. Amén.
Padrenuestro, un Avemaría
y un Gloria.
Amado Jesús mío, etc.
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