DÍAS: 1
| 2 | 3
DÍA
PRIMERO
Rezar el acto de contrición
y la oración
preparatoria.
MEDITACIÓN
Los designios de Dios son incomprensibles. Precisamente en un
siglo de soberbia y orgullo, en un siglo de racionalismo, que
pretendía haber concluido con todo lo sobrenatural y divino;
en una nación donde más se trabajaba por extender
y propagar todos los errores, que tiene por fundamento no admitir
más que el orden puramente natural, razón por la
cual se negaba no sólo el pecado original, sino hasta
la elevación de la naturaleza humana; donde no se quería
admitir la intervención divina en las cosas de. los hombres;
precisamente en esa época y en esa nación, es donde
Dios Nuestro Señor quiso destruir el fundamento de todos
los errores; y para ello, se sirvió del instrumento al
parecer más despreciable. De una niña pobre, débil
e ignorante, que no sabía otra cosa que rezar el Sto.
Rosario, es de quien se valió Dios para vencer al mundo,
confundir a los soberbios, humillar a los sabios y conseguir
tan señalada victoria. En Lourdes el hecho sobrenatural
es permanente, puesto que la fuente misteriosa que allí
brota y los efectos asombrosos que sus aguas producen lo evidencian;
allí ha recibido el naturalismo su más rudo golpe
y la fe una confirmación maravillosa. Guardémonos
de todos los errores, que puedan mancillar en lo más mínimo
nuestra fe, avivémosla
más y más cada día y repitamos con el Profeta
respecto de la Iglesia, lo que él decía de Jerusalén:
¡Séquese, Señor mi mano derecha y quede pegada
mi lengua al paladar antes que dejar de amarte y alabarte, oh
Iglesia Santa!.
Medítese sobre lo
dicho y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio
de esta Novena.
PARTE HISTÓRICA
Hace pocos años apenas era conocida en el mundo una población
situada en la falda de los Pirineos; nadie la nombraba, permaneciendo
en la oscuridad del olvido y entre las nieves que coronan sus
montañas.
Pero ¡qué cambio
más asombroso no se ha verificado! Hoy su nombre corre
de boca en boca, ha traspasado los montes, ha salvado las distancias,
y es pronunciado con entusiasmo y amor en América como
en Europa, en Africa como en Asia, y en la dilatada Oceanía,
y singularmente en Filipinas. ¿ Qué prodigo se
ha obrado?
Era
el once de febrero de mil ochocientos cincuenta y ocho, cuando
una sencilla y humilde niña, por nombre Bernardita, al
intentar pasar el Gave que corre al oeste de Lourdes para recoger,
como su hermana María y otra amiga de ésta, un
poco de leña, entre las sinuosidades de las rocas de Massabielle,
oyó un ruido como de suave brisa, que lentamente agitaba
las ramas de los árboles. Levanta su vista, y sus ojos
no distinguen objeto alguno; se reproduce la agitación
en las ramas y vuelve a mirar; a sus ojos aparece entonces una
visión celestial. Una Señora rodeada de una claridad
que brilla más que el sol, pero que ni daña ni
ofusca como éste, sino que por el contrario atrae y admira;
una Señora de incomparable hermosura, cubierta con un
velo blanquísimo, mas que la nieve que se halla en la
cima de las próximas colinas, y ceñida con un cinturón
azul. Los pies de tan admirable hermosura descansan en la roca,
rozando ligeramente el ramaje de un rosal silvestre, dejando
ver sobre cada uno de ellos una rosa de oro. Sus manos cruzadas
tenían un rosario, cuyas cuentas de alabastro, engarzadas
con cadena de oro, se deslizaban entre sus dedos, guardando,
sin embargo, un silencio misterioso. Los ojos de la excelsa Señora
se habían fijado llenos de benignidad en la niña,
que se hallaba asombrada, extasiada y como fuera de sí.
Aquella hizo la señal de la cruz, y la niña entonces
tomando su rosario, empezó a rezarlo, durando la visión
celestial hasta que lo terminó; y concluido, la celestial
Aparición volvió a la eterna morada, de donde había
venido, dejando en pos de sí un rayo luminoso, que al
poco tiempo también se desvaneció.
ORACIÓN PARA ESTE
DÍA
¡Oh Inmaculada María! Os pido humildemente la gracia
de que se acreciente más y más cada día
nuestra fe, y que obtengáis un rayo de luz divina para
los que están sentados en las tinieblas del pecado. Extended
más el reino de Dios, desterrad de entre nosotros todos
los errores, y haced que Filipinas, y esta ciudad principalmente,
tengan siempre como su mayor gloria vivir en la fe de vuestro
Smo. Hijo y que sus habitantes permanezcan unidos a la Santa
Iglesia Romana hasta el último suspiro. Con este objeto
os rezamos las siguientes Avemarías y deprecaciones.
Tres AVEMARÍAS, añadiendo
después de cada una "VIRGEN, DE LOURDES, ROGAD POR
NOSOTROS".
ORACIÓN DE SAN BERNARDO
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!,
que jamás se ha oído decir que ninguno de los que
han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia
y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos; animado
con esta confianza a Vos también acudo, y aunque gimiendo
bajo el peso de mis pecados, me atrevo a parecer ante vuestra
presencia soberana; no desechéis, Madre de Dios, mis humildes
súplicas, antes bien escuchadlas y dignaos acogerlas benignamente.
Amén.
Se rezan las Avemarías
como el primer día y después la oración
final: Inmaculada Señora etc.
DÍA
SEGUNDO
Rezar el acto de contrición
y la oración
preparatoria.
MEDITACIÓN
Uno de los documentos más importantes de la vida cristiana
es la práctica de la oración. Ella es el medio
ordinario que Dios ha puesto en manos del hombre para conseguir
el remedio de todas sus necesidades. Sube al cielo nuestra oración
y baja sobre nosotros la divina compasión y misericordia
en forma de mil favores y gracias soberanas. "Pedid y recibiréis,"
nos tiene dicho nuestro Divino Salvador, "Buscad y encontraréis,
llamad, y se os abrirá."
No hay cosa que así
purifique de ignorancias el entendimiento y de afectos desordenados
el corazón como la oración, la cual inflama a este
con el fuego del divino amor y llena a aquel de divina claridad
y luz celestial: es agua de bendición, cuyo riego hace
reverdecer y florecer las plantas de los buenos deseos, y lava
nuestras almas de las pasiones que tiene el corazón.
"Oremos" dijo Bernardita
"y pasemos el rosario". Oremos también nosotros
con ella y seamos constantes en la oración, pues sólo
así podremos vernos libres de los lazos y asechanzas que
continuamente nos está armando nuestro infernal enemigo.
Oremos sin intermisión, como nos lo aconseja el Apóstol,
y oremos con fervor, porque los tiempos en que vivimos son malos,
y la tempestad arrecia por momentos y sólo con la oración
podremos salir ilesos de entre tantos peligros a que estamos
expuestos.
Medítese sobre lo
leído y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por
medio de esta novena.
PARTE HISTÓRICA
El domingo siguiente al primer día de la aparición,
habiendo obtenido el permiso la niña Bernardita de su
piadosa madre, para volver a la gruta, se dirigió a ella
a la hora de medio día, acompañada de su hermana
y otras niñas. El grupo juvenil comenzó por entrar
en la Iglesia para orar un instante y llenar de agua bendita
un frasquito que llevaban preparado.
Pónense después
en camino y llegan al sitio tan deseado; el sol estaba radiante:
"Oremos", dijo Bernardita, "y pasemos el rosario
"
De repente, su rostro aparece transfigurado, su mirada se ilumina,
se conmueven sus facciones: era que la maravillosa aparición
acababa de manifestarse a sus ojos. Veía a la misma Señora
resplandeciente de una gracia celestial, de una belleza sin igual.
Sus pies descansaban en la roca dentro del nicho.
"Mirad, exclama Bernardita,
ahí está". Pero ¡ay! a sus amigas no
les era dado contemplar tanta hermosura, y no pudieron ver lo
que extasiaba a Bernardita. Recibiendo ésta de una de
sus amigas el agua bendita, roció a la Aparición,
diciendo: "Si venís de parte de Dios, acercaos".
A estas palabras, la Virgen graciosamente se inclina varias veces
y se adelanta casi hasta el borde de la roca, pareciendo que
se sonreía.
"Si venís de parte
de Dios, acercaos!" repetía Bernardita; y luego prosternándose,
como subyugada por aquella inefable hermosura, continuó
rezando el rosario, que la Virgen parecía escuchar, deslizando
ella también el suyo entre sus dedos. Concluido el rosario,
la visión desapareció.
ORACIÓN PARA ESTE
DÍA
¡Oh Virgen Inmaculada, Santísima Madre mía!
Ya veo las lecciones de vida eterna que me dais en la gruta de
Lourdes. Me enseñáis la práctica de la oración
tan recomendada por vuestro Santísimo Hijo; y en la especial
complacencia con que pasáis las cuentas del rosario que
pende de vuestras manos, mientras Bernardita pasa devotamente
las del suyo, me dais a entender el agrado con que miráis
esta hermosa devoción y cuánto os place que vuestros
siervos os honren e invoquen con ella. Así lo haré
Señora, y desde hoy me propongo no pasar día alguno
sin rezar una parte al menos del santo rosario. Os ruego me mantengáis
constante en este mi propósito y que lo rece siempre con
fervor y devoción, os saludo ahora con las siguientes
Avemarías y deprecaciones.
Se rezan las Avemarías
como el primer día y después la oración
final: Inmaculada Señora etc.
DÍA
TERCERO
Rezar el acto de contrición
y la oración
preparatoria.
MEDITACIÓN
Grande y sublime es el interés y solicitud de María
para con los hombres. "No sólo no me opongo",
le dice a Bernardita, "a que vengan contigo tus compañeras,
sino que deseo venga mucha gente". La criatura mas excelsa,
la Reina de los Cielos, la Madre de Dios, llama a los hombres,
les invita y desea que se le acerquen y le expongan sus necesidades
con la más viva confianza, porque poderosa es ante su
Santísimo Hijo para obtener el remedio de todas ellas.
Hijos de los hombres ¿os negaréis a acudir al llamamiento
de tan amorosa madre? Si vuestra inteligencia está ofuscada
por las tinieblas del error, si vuestra voluntad está
aficionada a objetos pecaminosos, si vuestro corazón es
juguete de viles y abominables pasiones, si os halláis
en grandes necesidades y aflicciones o gemís bajo el peso
de molestas e importunas tentaciones, ¿por qué
no acudís a María que os llama con aquellas dulcísimas
palabras de su Divino Hijo: "Venid a mí todos los
que trabajáis y estáis cansados, que yo os aliviaré?.
Mas aunque la Virgen Santísima
llama a todos los hombres, y a todos los ama, Ella ha manifestado
especial predilección por los congregantes que la honran
conformando su vida con las reglas de las Asociaciones o Cofradías
a que pertenecen;. y ciertamente pueden prometerse de Ella especiales
favores y más particular protección. Afiliados
a sus banderas, mostrémonos en todo tiempo verdaderos
siervos suyos, no nos avergoncemos jamás de parecer devotos
de esta Señora ni de ostentar visiblemente en las ocasiones
oportunas el distintivo de tales, pues en verdad no nos rebaja
ni envilece, antes sí nos ensalza y dignifica. Ella lo
ha dicho: "Yo amo a los que me aman. Los que me esclarecen,
obtendrán la vida eterna."
Medítese sobre lo dicho
y pida cada uno la gracia que desea alcanzar por medio de esta
Novena.
PARTE HISTÓRICA
Después de oír la Santa Misa el día 18 de
Febrero a las seis de la mañana, Bernardita se dirigía
a la Gruta con una señora de Lourdes y una joven de la
Congregación de María. Llegada primera la niña,
se arrodilla, empieza a rezar el Rosario, y al poco tiempo ve
una luz clarísima que iluminaba el hueco de la peña,
y al momento la celestial Visión. Oye la voz que llama,
y ve que la aparición con su mano le hace señas
para que se aproxime. "Ahí está, dice a sus
compañeras, (que ya lo habían imaginado, al ver
su rostro transfigurado por el éxtasis) y me hace señas
para que me acerque". "Pregúntala si le molesta
que estemos aquí contigo".
Bernardita mira a la Virgen
y después de breve rato contestó: "Podéis
quedaros". Las dos mujeres se arrodillaron y encendieron
un cirio bendito, que habían llevado consigo. Adelantándose
la niña, a instancia de sus compañeras, recibiendo
de éstas el papel, la tinta y la pluma que le daban presentó
estos objetos a la Aparición, diciéndole: Señora
mía, si tenéis algo que comunicarme, quisiera que
tuvieseis la bondad de escribir en este papel quién sois
y qué deseáis. La Virgen se sonrió al oír
tan sencilla petición y entreabriendo sus labios dijo:
"Lo que tengo que deciros no es necesario escribirlo. Hacedme
únicamente el favor de venir aquí durante quince
días." Os lo prometo, respondió Bernardita.
"Y yo a mi vez te prometo
hacerte dichosa, repitió la Virgen, no en este mundo,
sino en el otro". Bernardita, sin perder de vista la Aparición,
se volvió hacia sus compañeras, pero notó
que la Virgen fijó su mirada y detuvo largo rato su vista
con complacencia en la joven que pertenecía a la Congregación
de María. "La Señora te mira en este momento."
Antonia, así se llamaba la joven, oyó con sumo
gozo y como enajenada estas palabras y vivió siempre con
este recuerdo.
"Pregúntala si
la molestará que vengamos a acompañarte."
"Pueden venir contigo, respondió la Santísima
Virgen, no sólo ellas sino otras personas; deseo ver aquí
mucha gente."
ORACIÓN PARA ESTE
DÍA
¡Virgen Santísima de Lourdes! agradecido a los innumerables
beneficios que por vuestra mediación he recibido, y especialmente
al de haber descendido del cielo a la tierra para llamarme, me
ofrezco de nuevo a vuestro servicio, y os consagro mis potencias
y sentidos, prefiriendo mil veces morir antes que ofender a vuestro
divino Hijo, mi Redentor y todo mi bien. Confirmad Señora
este mi buen deseo, y haced que sea fiel devoto vuestro en la
tierra, para reinar eternamente con vos en el cielo. Y a fin
de alcanzar este favor, os saludo con las siguientes Avemarías
y deprecaciones.
Se rezan las Avemarías como el primer día y
después la oración
final: Inmaculada Señora etc.
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