ORACIÓN
DEL ACUÉRDATE
Acuérdate, Virgen de
La Salette de las lágrimas que has derramado por nosotros
en el calvario.Acuérdate también del cuidado que
tienes siempre por tu pueblo para que, en nombre de Cristo, se
deje reconciliar con Dios.Y ve, si después de haber hecho
tanto por estos tus hijos, puedes abandonarlos.
Animados por tu ternura, henos
aquí, Madre, suplicantes, a pesar de nuestras infidelidades
e ingratitudes. Confiamos plenamente en ti, oh Virgen Reconciliadora.
Vuelve nuestros corazones hacia tu Hijo Jesús. Alcánzanos
la gracia de amarle sobre todas las cosas y de consolarte a ti
con una vida santa, ofrecida para gloria de Dios y amor de los
hermanos. Amén.
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CONSAGRACIÓN
A NUESTRA SEÑORA DE LA LA SALETTE
Santísima Madre, Nuestra
Señora de La Salette, que por amor a mí derramaste
lágrimas tan amargas en tu aparición misericordiosa,
mírame con bondad, mientras me consagro a ti sin reservas.
Desde hoy, mi gloria será saber que soy tu hijo. Que viva
para secar tus lágrimas y consolar tu afligido corazón.
Amada Madre, a ti y a tu bendita carga y a tu sagrada custodia
y al seno de tu misericordia, por este día y por cada
día, y por la hora de mi muerte, me encomiendo, en cuerpo
y alma, toda esperanza y toda alegría, toda angustia y
toda pena, mi vida y el fin de mi vida. Oh querida Madre, ilumíname
con la comprensión, dirige mis pasos, consuélame
con tu protección maternal, para que, exento de todo error,
al abrigo de todo peligro de pecado, pueda, con ardor y coraje
invencible, caminar por las sendas trazadas para mí por
ti y por tu Hijo. Amén.
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LETANÍAS
DE NUESTRA SEÑORA DE LA LA SALETTE
Nuestra Señora de La
Salette, Madre de Dios, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La
Salette, Reina y Madre de los hombres, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La
Salette, Mensajera de la Divina Misericordia, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La
Salette, todopoderosa suplicante, ruega por nosotros.
Tú que refrenaste el
brazo del Señor enfuredido, ruega por nosotros.
Tú que derramas tantas
lágrimas a causa de nuestros pecados y desgracias, ruega
por nosotros.
Tú que tanto te preocupas
por nosotros, a pesar de toda nuestra ingratitud, ruega por nosotros.
Tú, que nos invitas
con tanto amor a recurrir a ti, ruega por nosotros.
Tú que nos reprochas
por nuestra violación del domingo y por nuestra blasfemia,
ruega por nosotros.
Tú que te quejas tan
dolorosamente de la profanación de las cosas santas, ruega
por nosotros.
Tú, que tan fuertemente
recomiendas la oración, y especialmente la oración
matutina y vespertina, ruega por nosotros.
Tú que condenas tan
severamente nuestros deseos y los placeres vergonzosos del mundo,
ruega por nosotros.
Tú que nos recuerdas
tan conmovedoramente la Pasión de Jesús, ruega
por nosotros.
Tú, cuya aparición
es fuente de salvación para los pobres pecadores, ruega
por nosotros.
Tú, que invitas con
tanta urgencia a los justos a redoblar su fervor, ruega por nosotros.
Tú, cuyas amenazas proféticas
han alarmado tan justamente al mundo, ruega por nosotros.
Tú que prometes tantas
bendiciones si nos convertimos, ruega por nosotros.
Tú que hiciste brotar
a tus pies una fuente de agua milagrosa, ruega por nosotros.
Tú que, siguiendo el
ejemplo de Jesús, sanas toda enfermedad, ruega por nosotros.
Tú que deseas ser honrada
e invocada en todo el mundo, ruega por nosotros.
Tú que hiciste que se
realizaran y prosperaran tantas obras de reparación, ruega
por nosotros.
Nuestra Señora de La
Salette, ejemplo vivo de caridad, ruega por nosotros.
Víctima de penitencia
y expiación, ruega por nosotros.
Modelo de modestia y sencillez,
ruega por nosotros.
Modelo de obediencia y sumisión,
ruega por nosotros.
Fuente de celo ardiente y del
apostolado, ruega por nosotros.
Madre amorosa de los pobres
y de los niños, ruega por nosotros.
Luz de los ciegos y de los
ignorantes, ruega por nosotros.
Consolación de los enfermos
y de los afligidos, ruega por nosotros.
Esperanza de los desesperados,
ruega por nosotros.
Ayuda de la Iglesia militante,
ruega por nosotros.
Abogada de la Iglesia que sufre,
ruega por nosotros.
Gloria de la Iglesia triunfante,
ruega por nosotros.
Por tus amargas quejas de la
pecaminosidad de los hombres, dócil a la ley de tu Divino
Hijo, oh María!.
Por tus abundantes lágrimas,
obtén para nosotros la gracia de llorar por nuestros pecados,
oh María!.
Por tus sufrimientos maternales,
obtén para nosotros la resignación en todas las
pruebas, oh María!.
Por tus apariciones y tus milagros,
revive la fe de tu pueblo, oh María!.
Por las misteriosas apreciaciones
hacia Roma, haznos cada vez más devotos de la Santa Sede,
oh María!.
Por tu incomparable ternura,
haz que te amemos cada vez más, oh María!.
Por tu deslumbrante belleza,
haznos suspirar tras el cielo, oh María!.
Por tu nueva asunción,
atráenos hacia ti, oh María!.
Oración: Señor
Jesucristo, que en tu infinita misericordia nos enviaste a la
montaña de La Salette, tu siempre gloriosa Madre, para
recordarnos nuestros deberes cristianos, haz que, movidos por
sus lágrimas y dóciles a sus advertencias, podamos
apaciguar en esta vida tu justa ira por un sincero arrepentimiento,
y que merezcamos por nuestras buenas obras la gracia de gozar
eternamente de Ti en el cielo. Tú, que vives y reinas
en un mundo sin fin. Amén. |