DÍA PRIMERO
Fe de San Juan de Dios,
por Cristo, con la Iglesia. Para
ti, San Juan, el Dios "que te hizo y te crió"
fue desde tu conversión el centro de tu existencia: "viendo
a Dios todos los días" y "siendo fuerte y constante
en su servicio". Ese "Dios, preferido a todas las cosas
del mundo", era el encarnado en Cristo "al que deseabas
servir y agradar".
Así reafirmabas tu fe
en Dios, por Cristo, con la Iglesia: "aceptando todo lo
que tenía y creía la Santa Madre Iglesia; de ahí
no salías y echaba tu sello y cerrabas con tu llave".
Esa era tu fe, San Juan de
Dios, hecha vida. Concédeme que yo la comprenda y la viva
como tú. Amén.
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DÍA SEGUNDO
Esperanza de San Juan de
Dios hecha confianza. Tú,
San Juan de Dios, expresas tu esperanza: "vuestro menor
hermano Juan de Dios, si Dios quisiere, muriendo mas empero callando
y en Dios esperando".
Para ti, Dios es el Señor,
nuestro destino: "Yo espero en Dios que algún día
será descanso para nuestras almas".
Tu esperanza era confianza
existencial y salvífica, y desconfianza de nosotros: "no
confiar en sí mismo, sino en solo Jesucristo, pues El
sabe mi corazón, y nos dará la vida eterna".
Desde tu esperanza y fe, San
Juan de Dios, ayúdame a ver a Dios como Padre y a fiarme
de su amor. Amén.
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DÍA TERCERO
Caridad misericordiosa de
San Juan de Dios. Tú,
San Juan de Dios, escribiste "tened siempre caridad, que
donde no hay caridad, no hay Dios, aunque Dios en todo lugar
está".
Esta caridad será misericordiosa:
"si mirásemos cuán grande es la misericordia
de Dios, nunca dejaríamos de hacer el bien mientras pudiésemos".
Caridad expresada en Amor Misericordioso.
Tu espiritualidad hace referencia
a los necesitados como representación del Cristo sufriente,
una nueva presencia en el que sufre.
¡Cuánto misterio
y qué grande fe! San Juan de Dios, házmelo aceptar,
aunque no lo comprenda. Amén.
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DÍA CUARTO
San Juan de Dios y la salvación.
Tú, San Juan
de Dios, "deseabas la salvación de todos como la
tuya misma. Amén Jesús". Esta salvación
es don, "Jesucristo os guarde y salve", y responsabilidad
del hombre: "el buen vivir es la llave del que salvarse
sabe".
Para ti, "esta vida es
una continua guerra con el mundo, y el demonio, y la carne",
y "cual nos hallare el Señor tal nos juzgará,
bueno será enmendarnos con tiempo".
Ayúdame, San Juan de
Dios, a dar sentido a mi vida. Amén.
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DÍA QUINTO
San Juan de Dios, pobre
pero confiado. ¿Qué
matemáticas eran las tuyas, San Juan de Dios?. "Estoy
con mucha necesidad, empeñado y cautivo por solo Jesucristo.
Son muchos los pobres, y como no los puedo socorrer, estoy muy
triste".
Pero añades: "Confío
en solo Jesucristo que me desempeñará; todo lo
mantiene y provee Dios cada día. Dar acá, dar allá,
todo es ganar".
Que yo, San Juan de Dios, aprenda
tu sensibilidad, tu criterio transcendente y sepa imitarte. Amén.
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DÍA SEXTO
San Juan de Dios, limosnero
de Dios. Tu pregón
cada tarde, Juan de Dios, era: "Haceos bien a vosotros mismos,
dando limosna a los pobres". Para ti la limosna enriquece
al que da y al que recibe.
"La limosna está
delante de Jesucristo rogando por vos, y los ángeles la
tienen asentada en el libro de la vida. El anillo está
bien empleado, que dos pobres llagados hice vestir".
"¡Quién no
da de lo que tiene a este bendito mercader pues hace tan buena
mercancía!"
Ábreme, San Juan de
Dios, la mente, el corazón y la mano.
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DÍA SÉPTIMO
San Juan de Dios, esclavo
de Jesús y María. Jesús
y María centraban, San Juan de Dios, tu ser: "En
nombre de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra Señora
la Virgen María, el menor esclavo de los esclavos".
En tu vivir "deseabas
siempre servirles y agradarles; todo sea para su servicio".
Como ideal, "querías
tomar ejemplo de la Virgen María, la cual tejía
y trabajaba todo el día, y de noche y parte del día
oraba en su retiro".
Que yo sepa, San Juan de Dios,
cobijarme en Jesús y María y sean mi ideal de cristiano.
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DÍA OCTAVO
San Juan de Dios, Fundador
por los pobres. Para
ti, Juan de Dios, pobres eran los maltratados, abandonados, enfermos,
incurables, llagados que "al verlos te quebraron el corazón".
Escribiste: "desvelarse
en curarles, hacerles bien y caridad, sustentarles, vestir y
curar".
De tu ejemplo nacen tus Hermanos
Hospitalarios y surge tu obra de caridad; y ya son cuatro siglos
y medio que sigues entre los pobres por medio de tantos que directa
e indirectamente continúan tu misión.
Que tu ejemplo no se desvirtúe,
San Juan de Dios, y los pobres cuenten a su lado con unas manos
y un corazón. Amén.
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DÍA NOVENO
San Juan de Dios, Patrón
por su Hospitalidad. Desde
tu ejemplo, San Juan de Dios, fuiste proclamado Patrón
de Enfermos, Hospitales, Enfermeros y Asociaciones Sanitarias
por León XIII y Pío IX; en España también
del Cuerpo de Bomberos.
Sé de todos ellos su
intercesor, para que los pobres y enfermos estén sobre
otros intereses sociales, económicos y políticos,
los hospitales sean en verdad santuarios de salud y humanización
y los sanatorios actúen con responsabilidad y ética,
con profesionalidad y técnica, con servicialidad, respeto
y defensa de la vida. Así sea. |