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POR NUESTROS DIFUNTOS? |
Modelo 1 tarjeta de Misa para imprimir (tamaño A5 148×210 mm) Modelo 2 tarjeta de Misa para imprimir (tamaño A4 210x297 mm. Plegar 2 veces por la mitad)
La misa, sea celebrada en la iglesia de un pequeño pueblo de la montaña, en la catedral de Ajaccio o en la basílica de San Pedro de Roma, tiene un alcance universal. Lo que se hace presente, a saber, el sacrificio de Cristo ofreciendo su vida al Padre en un extraordinario estallido de amor, es por nosotros y por todos. La Eucaristía, sacramento del amor, nos convierte en contemporáneos del sacrificio de Cristo al Padre, a fin de que nos podamos asociar a este gesto de ofrenda y participar en la obra de nuestra salvación y de la salvación del mundo. Con todo, el alcance universal de la celebración de la Eucaristía permite al presbítero que la celebra añadir una intención particular que le es confiada por los fieles. Las intenciones son diversas, afectan a la vida de las personas, a los acontecimientos que las marcan, pero también y sobre todo a los fieles difuntos. El uso se ha extendido, en las familias, de hacer celebrar una misa por un difunto. ¿Cuál es el alcance y el significado de este gesto? La muerte es la ruptura
de relación
Situarse en el punto de
partida
Restablecer una relación
en la comunión en Cristo Lo que se celebra en la Eucaristía no tiene precio. Vivimos totalmente en el orden de la gratuidad del amor, de la gracia de Dios que nos ofrece su Vida y su comunión de amor. Sin embargo, a partir de una tradición establecida desde el siglo XII, es costumbre hacer una ofrenda al presbítero que celebra la misa por la intención particular. Es necesario comprender bien que no se trata de comprar una misa como si el misterio celebrado tuviera un valor comercial. La antigua práctica de confiar una intención de misa por nuestros difuntos la tendríamos que fomentar mucho, aún. Es un gesto de afecto y de vinculación con aquellos que nos han dejado. Nos permite vivir su ausencia y mantiene nuestra esperanza. Nos hace comulgar con el misterio de amor en Cristo y nos vincula unos a otros.
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