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(1230-1306) |
Estaba
la Madre dolorosa Su alma llorosa, ¡Oh cuán triste
y afligida Estaba triste y dolorosa, ¿Qué hombre no
lloraría, ¿Quién no se
contristaría, Por los pecados de su pueblo,
Vio a su dulce Hijo |
junto al leño de la cruz ¡que alta palabra de luz! qué manera tan graciosa de enseñarnos la preciosa lección de callar doliente. Tronaba el cielo rugiente, la tierra se estremecía. Bramaba el agua... María estaba, sencillamente. José María Pemán |
¡Oh, Madre, fuente de
amor! Haz que arda mi corazón
¡Oh santa Madre! Haz
esto: De tu Hijo lleno de heridas, Haz que yo contigo piadosamente
llore, Haz que esté contigo ¡Oh virgen la mas ilustre
de todas las vírgenes! Haz que lleve la muerte de
Cristo; Haz qué, herido con
sus heridas, Para que no me queme y arda
en las llamas, ¡Oh Cristo! Cuando hubiere
de salir de aquí, Cuando el cuerpo feneciere,
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