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PADRE,
ME PONGO EN TUS MANOS
Carlos
de Foucauld
Padre, Me pongo
en tus manos. Haz de mí lo que quieras. Sea lo que fuere,
Por ello te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo.
Lo acepto todo,
Con tal de que se cumpla Tu voluntad en mí Y en todas
tus criaturas. No deseo nada más, Padre.
Te encomiendo
mi alma, Te la entrego Con todo el amor de que soy capaz, Porque
te amo y necesito darme, Ponerme en tus manos sin medida, Con
infinita confianza, Porque tu eres mi Padre.
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DIOS
MÍO, ESTOY CONTENTO
Dios
mío, estoy contento porque Tú me amas, no obstante
mi indignidad.
Dios mío, estoy contento
porque te amo, no obstante mi miseria.
Dios mío, estoy contento
porque puedo alguna vez, no obstante mi nada, hacer que te amen.
Dios mío, estoy contento
porque puedo sufrir algo por tu amor.
Dios mío, estoy contento
porque Tú estás presente en la Eucaristía.
Dios mío, estoy contento
porque eres mi Huésped divino.
Dios mío, estoy contento
porque tu presencia bendita en mi morada ilumina mi vida.
Dios mío, estoy contento
porque eres mi fuerza en los desfallecimientos de mi alma.
Dios mío, estoy contento
porque eres mi consuelo en las angustias de mi corazón.
Dios mío, estoy contento
porque Tú eres mi luz en las oscuridades de mi camino.
Dios mío, estoy contento
porque Tú eres mi riqueza en mi pobreza.
Dios mío, estoy contento
porque si me has quitado mucho, me has dejado todavía
mucho mas.
Dios mío, estoy contento
porque Tú eres mi Padre, mi Esposo, mi Hermano, mi Amigo,
mi Salvador, el Huésped divino de mi corazón, por
medio de la gracia, la Vida de mi vida, porque Tú eres
mi todo.
Dios mío, estoy contento
porque Tú eres la Belleza, la Bondad, la Verdad resplandeciente
de la que mi alma está sedienta.
Dios mío, estoy contento
porque Tú eres la eterna felicidad de aquellos que he
perdido.
Dios mío, estoy contento
porque creo que los he de ver y gozar en los esplendores de la
vida eterna.
¡Oh mi buen Maestro!
Te doy gracias de haberme hecho encontrar tantos corazones nobles
y buenos.
¡Oh mi buen Maestro!
Te doy gracias del perfume de las flores, de la hermosura de
las almas, del reflejo aquí debajo de todas las inmortales
bellezas.
¡Oh mi buen Maestro!
Te doy gracias de haberme permitido gozar de todas las maravillas
de tu creación.
¡Oh mi buen Maestro!
Te doy gracias de todos los bienes que poseo todavía y
de todos aquellos que espero de tu misericordia infinita en este
mundo y en el otro para mí y para todos aquellos que me
son queridos. Amén. |