DÍAS
4 | 5 | 6
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DÍA CUARTO
EL MANANTIAL INAGOTABLE
DE TODO BIEN
¡Oh celeste Tesorera del Corazón de Jesús,
de ese Corazón que es el manantial inagotable de todas
las gracias y el que podéis abrir a vuestro gusto!
Comenzar con la oración
del Acordaos y la oración preparatoria para todos
los días.
MEDITACIÓN
Cada día, ioh Nuestra Señora del Sagrado Corazón!,
torrentes de gracias se derraman por vuestras manos en todo el
mundo.
Gracias de conversiones, de
perseverancia, de martirio, de Apostolado, de resistencia a las
tentaciones, de generosidad en el servicio de Dios.
Gracias de oración,
de virtudes, de consuelos, de socorros, de arrepentimiento, de
fervor.
Gracias para cada instante
de la vida, para cada circunstancia dichosa o desgraciada, para
cada dificultad... y todas estas gracias espirituales o temporales
salen juntas del Corazón de Jesús, del Corazón
de vuestro divino Hijo.
Muchos siglos ha que esta fuente
perenne no cesa de manar esas maravillosas aguas que refrescan
y apagan la sed de las almas, que fortalecen toda flaqueza, curan
toda languidez, quitan el gusto de los falsos placeres de aquí
abajo y dan la sed de los verdaderos bienes del Cielo.
Hasta el fin de los siglos,
esta fuente que nadie puede agotar, y que parece hacerse cada
día más caudalosa, derramará por todas partes
con profusión las riquezas de la vida..., los fieles oirán
siempre a Jesús que les dice, mostrándoles su Corazón:
"si alguno tiene sed, que venga a Mí y beba".
Mas, ¿dónde está
el acueducto admirable que pone a las almas sedientas en comunicación
con esta fuente de delicias? ¿Qué mano ha recibido
la dulce misión de dirigir esas aguas bienhechoras, y
velar con preferencia para que las tierras más incultas,
las almas más atribuladas, los corazones más enfermos,
las reciban y encuentren su paz?
Sois Vos, i oh Ntra. Sra. del
Sagrado Corazón!, la que podéis abrir a vuestro
gusto el Corazón de Jesús, dispensar sus gracias
y colmar a vuestros hijos de sus más preciosos favores.
¡ Cómo me alienta y regocija este pensamiento!
Terminar con la oración
del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora
del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)
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DÍA QUINTO
EL AMOR Y LA MISERICORDIA
Para derramar sobre los hombres todos los tesoros de amor y de
misericordia del Sagrado Corazón.
Comenzar con la oración
del Acordaos y la oración preparatoria para todos
los días.
MEDITACIÓN
Amaros, ¡oh Dios mío!, y ser amado de Vos, tal es
en verdad la única cosa necesaria: amaros, ioh Dios mío!,
es daros con alegría, enteramente y para siempre, todo
lo que somos y cuanto poseemos, nuestro cuerpo, nuestra alma,
nuestra voluntad, nuestro porvenir.
Ser amado de Vos, es ser prevenido
por vuestras gracias; ser enriquecido con vuestros beneficios;
ser llamado a vuestra eterna herencia; ser consumido en la unión
con Vos, y ser transformado en Vos para no formar más
que un solo corazón.
Superando todos los obstáculos,
traspasando todos sus límites, sustrayéndose a
toda medida, esos dos amores más fuertes que la muerte
han llenado al mundo de los más estupendos prodigios.
El amor que nos tenéis
ha inventado el pesebre, la cruz, el altar.
El amor que nos inspiráis
ha inventado la virginidad, el apostolado, el martirio.
Los dos han llegado ya hasta
los últimos sacrificios; ambos prosiguen no obstante su
generosa lucha, siendo la admiración de los ángeles
y de los hombres.
Como nueva prueba de vuestra
infinita caridad, ¡oh Jesús!, nos mostráis
ahora mejor que nunca vuestro Corazón con todos los tesoros
de amor que encierra, pero queréis transmitirlos por las
manos de María.
Vos sois, pues, ioh Nuestra
Señora del Sagrado Corazón!, la que nos comunicaréis
este brillante testimonio de las bondades divinas.
En vuestras manos iremos también
nosotros a depositar nuestro corazón para que lo ofrezcáis
de parte nuestra a vuestro divino Hijo.
Mas, para que alcance la gracia
de amar a Dios un pecador como yo, necesita, sobre todo, los
tesoros de la Divina Misericordia.
Tengo grandes deudas que pagar,
mis faltas son muchas, me hallo desfallecido en el camino de
la vida, desnudo de méritos, debilitado por el mal, soy
con frecuencia víctima del demonio.
Ante todo, oh Madre mía!,
alcanzadme la clemencia del Corazón de Jesús y
derramad sobre las llagas de mi alma el bálsamo que El
os ofrezca.
Me ha perdonado ya tantas veces,
que siento temor y vergüenza al tener que pedirle un nuevo
perdón. Vos disponéis de ese Corazón, en
el que se encierran los tesoros de la misericordia; espero, por
vuestra intercesión, alcanzar para mi y para los pecadores,
por quienes me intereso, la gracia de una sincera y duradera
conversión.
Terminar con la oración
del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora
del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces)
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DÍA SEXTO
LA LUZ Y LA SALVACIÓN
Los tesoros de luz y de salvación que encierra el Sagrado
Corazón.
Comenzar con la oración
del Acordaos y la oración preparatoria para todos
los días.
MEDITACIÓN
El camino del Cielo es estrecho, está cubierto de abrojos
y de espinas, sembrado de rocas, rodeado de precipicios sin fondo,
infestado de ladrones que detienen y despojan a las almas. Es
difícil conocerle y costoso el subir por él.
¡Desgraciado del que
le emprende solo, sin defensa, en medio de las tinieblas del
pecado!
¡Desgraciado del que,
para hacer esta gloriosa, pero difícil peregrinación,
no se provee de un buen guía, de una luz segura, de un
arma poderosa! Camina indefectiblemente a su perdición,
y es incapaz de conquistar el Reino de los Cielos. Para evitar
tal desventura, ioh mi muy amada Soberana!, yo busco y encuentro
en Vos todos los medios que me son necesarios; la luz os rodea
como un vestido, el Sagrado Corazón de Jesús es
el resplandeciente foco de esa luz, y a vuestro maternal poder
pertenece hacer llegar hasta nosotros sus más suaves rayos.
lluminadnos, ioh María!,
dadnos a conocer el camino que debemos seguir, las súplicas
que debemos hacer, los peligros que debemos evitar. Haced que
conozcamos nuestras miserias para que las lloremos; las grandezas
de Dios para que las adoremos; las bondades del Corazón
de Jesús para que las amemos; vuestra solicitud tan llena
de ternura para con nosotros, para excitarnos a una justa y perseverante
confianza.
No os contentéis, ioh
Nuestra Señora del Sagrado Corazón!, con mostrarnos
el camino; sed también nuestra guía. Jesús
irá con Vos; en su Corazón, que Vos nos tendréis
siempre abierto, encontraremos armas para pelear victoriosamente
contra los más crueles enemigos de nuestra salvación.
Nuestra salvación, ioh
Madre mía! Cuando pienso que podéis alcanzar para
mí y para todos los que me son caros esta gracia de gracias,
olvido todas las demás. En efecto, ¿de qué
nos servirían la ciencia, la salud, el feliz éxito,
en nuestras empresas, el término de nuestras pruebas y
hasta los mismos consuelos de la piedad, si no hubiéramos
de morir, por fin, con la muerte de los justos, y si nuestros
últimos instantes no hubieran de ser semejantes a los
de los Santos.
Terminar con la oración
del Acordaos y la invocación: ¡Nuestra Señora
del Sagrado Corazón, rogad por nosotros (repetir 3 veces) |