Santo Rosario
Cincuenta textos
bíblicos para meditar todas las avemarías de los
Misterios Dolorosos
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La Piedad. 1876.
William Adolphe Bouguereau
Dallas Museum of Fine Arts, Dallas, Texas |
DÍAS:
MARTES Y VIERNES (TRADICIONAL Y NUEVO)
"Los Evangelios dan gran
relieve a los misterios del dolor de Cristo. (...). Los misterios
de dolor llevan al creyente a revivir la muerte de Jesús
poniéndose al pie de la cruz junto a María, para
penetrar con ella en la inmensidad del amor de Dios al hombre
y sentir toda su fuerza regeneradora". (Juan Pablo II.
Carta Apost. "Rosarium Virginis Mariae"). |
1º LA AGONÍA DE JESÚS EN EL HUERTO
Padrenuestro.
1. Así llegó Jesús
con ellos a una finca llamada Getsemaní y les dijo: sentaos
aquí mientras yo voy allá a orar; y comenzó
a entristecerse y angustiarse. (Mt. 26; 36, 37). Avemaría.
2. Y exclamó: siento en mi alma
angustias de muerte. Aguardad aquí y velad conmigo. (Mt.
26, 38). Avemaría.
3. Adelantándose unos pasos y
cayendo rostro en tierra, pedía a Dios que, a ser posible,
hiciera que no sonase para El aquella hora. (Mc. 14, 35). Avemaría.
4. Padre, si quieres, aparta de Mí
este cáliz. Pero no se haga mi voluntad sino la tuya.
(Lc. 22, 42). Avemaría.
5. Se le apareció entonces un
Angel del Cielo infundiéndole valor. (Lc. 22, 43). Avemaría.
6. Y, poseído de angustia mortal,
oraba con mayor intensidad. (Lc. 22, 44). Avemaría.
7. Y sudó como gruesas gotas
de sangre, que iban corriendo hasta la tierra. (Lc. 22, 44).
Avemaría.
8. Y volviendo a sus discípulos,
los encontró durmiendo; dijo a Pedro: ¿Con que
no habéis sido capaces de estar una hora en vela conmigo?.
(Mt. 26, 40). Avemaría.
9. Velad y orad para no caer en la tentación.
(Mt. 26, 41). Avemaría.
10. Cierto que la voluntad está
pronta, pero el cuerpo es débil. (Mt. 26, 41). Avemaría.
Gloria al
Padre...
* * *
2º. LA
FLAGELACIÓN DEL SEÑOR
Padrenuestro.
1. Después de haber atado a Jesús,
le llevaron y le entregaron a Pilato. Pilato le preguntó:
¿eres Tú el Rey de los Judíos?. (Mc. 15,
1-2). Avemaría.
2. Respondió Jesús: mi
Reino no es de este mundo. Tú lo dices: Yo soy el Rey.
(Jn. 18, 36). Avemaría.
3. Para esto he nacido Yo y para esto
he venido al mundo: para dar testimonio de la Verdad. (Jn. 18,
37). Avemaría.
4. Pilato dijo a los Sumos Sacerdotes
y a la gente: ningún delito encuentro en este hombre.
Así que le castigaré y le soltaré. (Lc.
23; 4, 16). Avemaría.
5. Tomó entonces Pilato a Jesús
y lo mandó azotar. (Jn. 19, 1). Avemaría.
6. Tras arresto y juicio fue arrebatado.
Y de su causa, ¿quién se preocupa? Despreciable
y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias.
(Is. 53; 8, 3). Avemaría.
7. Fue oprimido, y Él se humilló
y no abrió la boca. Como un cordero al degüello era
llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está
muda, tampoco El abrió la boca. (Is. 53, 4). Avemaría.
8. Él ha sido herido por nuestras
rebeldías, molido por nuestras culpas. (Is. 53, 5). Avemaría.
9. ¡Y con todo eran nuestras dolencias
las que El llevaba y nuestros dolores los que soportaba!. (Is.
53, 4). Avemaría.
10. Él soportó el castigo
que nos trae la paz y con sus llagas hemos sido curados. (Is.
53, 5). Avemaría.
Gloria al
Padre...
* * *
3º. LA
CORONACIÓN DE ESPINAS
Padrenuestro.
1. Los soldados lo condujeron dentro
del atrio, o sea, al pretorio, y le vistieron de púrpura.
(Mc. 15, 16; Mt. 27, 28). Avemaría.
2. Y trenzando una corona de espinas,
se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña.
(Mt. 27, 29). Avemaría.
3. Después doblaban la rodilla
delante de El, y le hacían burla diciendo: ¡Salve,
Rey de los judíos!. (Mt. 27, 29). Avemaría.
4. Y le escupían y le quitaban
la caña para golpearle en la cabeza. (Mt 27, 30). Avemaría.
5. Salió Pilato otra vez fuera,
y les dijo: mira, os lo voy a sacar fuera para que sepáis
que no encuentro en El culpa alguna. (Jn. 19, 4). Avemaría.
6. Salió entonces Jesús
fuera, llevando la corona de espinas y el manto de púrpura.
(Jn. 19, 5). Avemaría.
7. Les dice Pilato: aquí tenéis
al Hombre. Ellos decían: ¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!.
(Jn. 19; 5, 15). Avemaría.
8. Pues, ¿qué mal ha hecho?
Y ellos cada vez más fuerte gritaban: ¡Crucifícalo!
. (Mc. 15, 14). Avemaría.
9. ¿A vuestro Rey voy a crucificar?
Replicaron los Sumos Sacerdotes: no tenemos más rey que
el César. (Jn. 19, 15). Avemaría.
10. Entonces lo puso en sus manos para
que lo crucificasen. Se apoderaron, pues, de Jesús. (Jn.
19, 16). (Lc. 2, 19). Avemaría.
Gloria al
Padre...
* * *
4º. LA
CRUZ A CUESTAS
Padrenuestro.
1. Si alguno quiere venir en pos de
Mí, niéguese a si mismo. (Lc. 9, 23). Avemaría.
2. Tome su cruz cada día, y sígame.
(Lc. 9, 23). Avemaría.
3. Y Él llevando su cruz salió
en dirección del lugar llamado Calvario, en arameo, "Gólgota".
(Jn. 19, 17). Avemaría.
4. Y, según lo llevaban, echaron
mano de un tal Simón de Cirene, y le cargaron con la cruz
para que la llevase detrás de Jesús. (Lc. 23, 26).
Avemaría.
5. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended
de Mí. (Mt. 11, 29). Avemaría.
6. Que yo soy manso y humilde de corazón.
(Mt. 11, 29). Avemaría.
7. Y hallaréis descanso para
vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera. (Mt.
11; 29, 30). Avemaría.
8. Le seguía una gran muchedumbre
de pueblo y de mujeres que se golpeaban el pecho y hacían
duelo por El. (Lc. 23, 28). Avemaría.
9. Jesús, volviéndose
a ellas dijo: hijas de Jerusalén, no lloréis por
Mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros
hijos. (Lc. 23, 28). Avemaría.
10. Porque si en el leño verde
hacen esto, en el seco, ¿qué se hará?. (Lc.
23, 31). Avemaría.
Gloria al
Padre...
* * *
5º. LA
CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE NUESTRO SEÑOR
Padrenuestro.
1. Cuando llegaron al lugar llamado
Calvario, crucificaron ahí a Jesús. (Lc. 23, 33).
Avemaría.
2. Jesús decía: Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen. (Lc. 23, 34).
Avemaría.
3. Uno de los ladrones crucificados
con Él decía: Jesús acuérdate de
mí cuando vayas a tu Reino. (Mt. 27, 44; Lc. 23; 39, 42).
Avemaría.
4. Jesús le dijo: Yo te aseguro,
hoy estarás conmigo en el Paraíso. (Lc. 23, 43).
Avemaría.
5. Jesús, viendo a su Madre,
y junto a Ella al discípulo que El amaba. (Jn. 19, 26).
Avemaría.
6. Dijo a su Madre: mujer, he ahí
a tu hijo. Luego dijo al discípulo: he ahí a tu
Madre: (Jn. 19, 26-27). Avemaría.
7. Y desde aquel momento el discípulo
la recibió consigo. (Jn. 19, 27). Avemaría.
8. El sol se oscureció y el velo
del templo se rasgó por la mitad. (Lc. 23, 45). Avemaría.
9. Y Jesús, con una voz fuerte,
exclamó: Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu.
(Lc. 23, 46). Avemaría.
10. Inclinó la cabeza y entregó
el Espíritu. (Jn. 19, 30). Avemaría.
Gloria al
Padre... |